Los relieves que decoraban profusamente las paredes de las tumbas eran pintados después de terminados. Ambas piezas son alegoría de este proceso artístico.
El bajorrelieve representa a un hombre de pie, que conserva rasgos de color en su faldellín, ojos y pelo. El mismo es un fragmento de la tumba.
La caja de pinceles de madera guarda todos sus elementos como son las espátulas y los pigmentos originales.